martes, 8 de enero de 2013

LEyenda Del Jacho PR


Venancio es el personaje principal de nuestra leyenda. Era un pobre agricultor y pescador de un barrio de Orocovis. Vivía cerca de un caudaloso río. Era el único sostén de su numerosa familia. Con lo que pescaba y lo que cosechaba, en su pedacito de tierra, los alimentaba. Se dice que era un hombre sin vicios, sumamente religioso y su amor por todo lo creado era muy grande. Desde pequeño su padre lo había acostumbrado al trabajo duro. El oficio de pescador cautivó su alma y a eso dedicó su vida.
Venancio siempre cargaba un saco grande con él.Allí guardaba todas sus herramientas de pesca y la comida del día. Pero lo que nunca se quedaba fuera del saco era una rústica cruz de madera que recibió de su padre. Aquella cruz había pasado de familia en familia. --"No permitas que esta cruz sea destruída y llévala siempre contigo".--Le había dicho su padre. Él prometió así hacerlo.
Se cuenta que un día casi de madrugada Venancio se fue de pesca. Se dirigió al río más caudaloso donde la pesca era abundante. Transcurrió toda la mañana y los peces no aparecían. Pasaban las horas y llegó la tarde. Las nubes daban señales de que iba a llover muy pronto. Pero ni un solo pez había picado.
Y….cayó la lluvia a torrentes.

Habían desaparecido los peces como por arte de magia, estaba cansado, una gran desesperación cubría su alma al pensar que esa noche su familia se acostaría con hambre, y como si fuera poco no paraba de llover.
Decidió prender un jacho que había llevado consigo y regresar a casa. Era ya de media noche. El jacho se había consumido y Venancio lloraba su desconsuelo en aquella terrible oscuridad. De pronto una idea maléfica le vino a la mente. Oyó que le decían al oído --” Prende la cruz Venancio". "Ella te llevará a tu casa". "Te alumbrará por todo el camino”.
Y con el último fósforo que le quedaba prendió aquella sagrada cruz. Así llegó a su casa.

No tardaron muchos días cuando Venancio cayó enfermo . No pudo superar la enfermedad y murió. Dicen que en su lecho de muerte un profundo dolor por haber quemado la cruz se apoderó de él.
Al morir subió hasta el cielo pero no fue admitido porque antes de entrar era necesario que regresara a la tierra para buscar las cenizas de la cruz que había quemado. Así que regresó.
Aún hoy , muchos afirman haber visto la “luz eterna” de Venancio, recorriendo como un relámpago las montañas de Aibonito y Orocovis. Busca las cenizas de su cruz.

LA Garita del Diablo SAN JUAN PR (la leyenda)


Los habitantes de la isla de Puerto Rico, eran muy propensos a los ataques de piratas. Por tal razón tenían que pasarse la vida vigilando. La ciudad capital estaba rodeada (aún está) por castillos y murallas . Alrededor de las murallas habían, entre trecho y trecho, unas garitas o torrecitas donde los soldados hacían su guardia día y noche. Por las noches se sentías las rondas de gritos que los centinelas gritaban para no dormirse.
-         ¡Centinela alerta! - le gritaba uno
Y el más cercano respondía:
-¡Alerta está!
Entre todas las garitas, había una, la más distante y solitaria. Estaba sobre un acantilado profundo en el extremo de la bahía. En el silencio de la noche, el ruido del mar producía un rumor como si los malos espíritus estuvieran cuchicheando.
Había un soldado al cual llamaban "Flor de Azahar". El azahar era una flor muy blanca y como el soldado Sánchez tenía la piel blanca como el azahar, le llamaban así. Esa noche le tocó a Sánchez velar en esa garita.
Como de costumbre, los gritos de contraseña de los soldados se escuchaban de trecho en trecho. Pero, al llegar al de el soldado Sánchez, nadie contestaba. Solo se escuchaba el viento silbar y el mar con su rumor.
El miedo se apodera de sus compañeros que pasaron la noche temblando, del solo pensar, que le hubiese pasado a su compañero.
Al salir el sol, todos salieron corriendo hacia la garita a ver que había pasado en la garita, que se había quedado muda durante la noche. Encontraron: el fusil, la cartuchera y el uniforme del soldado Sánchez. El soldado Sánchez, había desaparecido sin dejar rastros.
Los soldados, que eran supersticiosos, comenzaron a decir que un demonio lo había sorprendido y se lo había llevado por los aires.
Desde ese día, a la garita del desaparecido Sánchez, se le conoce como "La Garita del Diablo".
Eso fue lo que creyeron los soldados y el resto de la isla.
Pero la verdad.....esa se las contaré yo, ¿quieren saberla?. Pues aquí les va:
Sánchez (Flor de Azahar) era un soldado andaluz y muy guapo, que pertenecía al Regimiento de Caballería y tocaba una guitarra muy bella.
Diana, una mestiza, muy hermosa, vivía profundamente enamorada de Sánchez. Y Sánchez de ella. Se conformaban con mirarse y hablarse con los ojos. A Sánchez su ordenanza le prohibía acercarse a ella, y a ella, se lo prohibía su madre de crianza que era más estricta que un sargento.
Flor de Azahar (Sánchez) se comunicaba con ella, atravez de su guitarra. En las noches la tocaba y cantaba. En el canto le comunicaba a Diana sus mensajes. Una noche le envió un mensaje, el cual solo ella podía comprender, que decía:
"Mañana cuando anochezca, vete a buscar a tu amor, porque lejos de tus brazos, se le muere el corazón." La noche siguiente, Diana se levantó muy calladita y sigilosamente, salió de la casa para buscar a su amor. Cuando se encontraron, en la garita, se fundieron en besos y palabras de amor y decidieron huir lejos y vivir juntos para siempre.
Diana le había llevado un traje civil. El dejó en la garita el fusil, la cartuchera y el uniforme y sin hacer el menor ruido huyeron hacia la sierra y los bosques de Luquillo.
Allí, a escondidas del resto de la isla, construyeron su hogar y vivieron el resto de sus días.
Dicen que aún, en la garita, en las noches se escucha el rasgueo de la guitarra y una risa disuelta en el viento. Queriendo ésto decir que Diana y Flor de Azahar se burlan de los que inventaron la leyenda de la Garita del Diablo.